Pocos festivales se esperan en nuestro país con tanta fuerza como el Viñarock. Durante catorce años ha estado endulzando las tierras manchegas a golpe de rock estatal, quitando el festival celebrado hace cinco años que, por razones burocráticas, tuvo que desplazarse a la localidad castellonense de Benicassin, con resultados bastante desastrosos con respecto a ediciones anteriores. Desde entonces, Villarrobledo y el Viñarock han intentado que todo saliera a la perfección y de momento no ha habido queja.
Con la resaca que todavía nos dura del año pasado, ya tenemos aquí el cartel de la nueva edición de este festival (la XVI). En él no vemos tal vez a viejas glorias del rock ni a los habituales de otros años, pero todos sabemos que estos chicos son muy listos y dejan todo para el final. De momento están confirmadas las siguientes bandas: Rapsusklei, Tote King, Cookin' Bananas, Carmona, Brujería, Angelus Apátrida, Kop, Sargento García, La Pegatina, Eskorzo, La Fuga, Banda Jachís y Sujeto K (sí, sí. Los heavys que concursan en el programa 'Dame una Pista').
Además se ha iniciado el periodo de compra de entrada con precio reducido de 50 euros (el año pasado batió records por la rapidez con la que se vendieron) y que durará hasta el 21 de Diciembre, aunque seguro que alargan un par de semanitas la oferta como todos los años.
Ya sabéis, si tenéis libre el 30 de Abril, el 1 y el 2 de Mayo no os perdáis esta cita obligada con este festival que sigue haciendo historia año tras año.
Jamiroquai ha pasado sus 18 años de carrera ocupando un lugar confuso en la música británica, un lugar entre lo 'cool' y lo 'grasa'. Ha ayudado que Jay Kay (porque Jamiroquai, seamos sinceros, es él, más allá de un elenco de colaboradores) se haya convertido en uno de esos artistas cuya música parece de alguna manera a prueba de modas, porque nunca ha estado en o fuera de ella.
Desde su aparición en el terreno 'mainstream' con su álbum debut "Emergency on Planet Earth", en 1993, el sonido disco-jazz-funk de la banda ha cambiado muy poco, y aunque Kay haya sido ridículamente llamado "el rey del funk" por algunos periódicos y haya aparecido con regularidad en los suplementos dominicales, su música siempre ha sido descaradamente exitosa. Es fácil burlarse del gusto de un hombre por los autos veloces y las mujeres rápidas, y sonreír cínicamente cuando aparece en los tabloides con otro escándalo, pero si aún sigue en actividad no es sólo a causa de su afición por los sombreros tontos o los videos memorables, sino debido a su capacidad innegable para escribir grandes canciones.
Estos 12 temas son otra prueba de su talento. El falsete disco de "White Knuckle Ride" podría fácilmente haber sido grabado en 1980, y "Smoke and Mirrors" presenta un saxofón que podría haber aparecido en una canción de M People o un instrumental de la Average White Band. Mientras la letra de esta última se refiere a alguien que "quiere tu amor esta noche", Kay camina por la delgada línea entre lo clásico y el cliché, y no parece demasiado preocupado de hacia qué lado se desvía. Sin embargo, si el oyente puede dejar sus prejuicios en la puerta hay mucho que disfrutar, y pasar un buen momento bajo la bola espejada más cercana.
De hecho, es cuando se aleja del terreno conocido que se tambalea. "Blue Skies" tiene un estilo a The Lighthouse Family, pero suena débil y pegajosa. Afortunadamente hay un puñado de buenas canciones en este álbum, entre ellas "Hey Floyd" y "Never Gonna Be Another". Estas tienen ese aire vintage que te hace jurar que las escuchaste antes, pero no sabés dónde. Entonces, dejá de preguntarte si está bien que te guste esta música, porque es un placer culpable... pero sin la culpa.